Es una ironía: he estado buscando por internet “e-competencias” y no he encontrado nada o poco más que nada y sin embargo, es un concepto fundamental, básico, tanto para profesionales como para usuarios o clientes.
El concepto por sí sólo es fácil de describir: dícese de las aptitudes, conocimientos y destrezas en el manejo de las NN.TT. Pero más allá de una definición aislada debe ser entendida como parte de una trilogía: la formada por la e-inclusión y e-learning. Vayamos por partes.
Mucho se viene hablando de las competencias de los profesionales de la orientación; desde los SEDOS, a los diccionarios y estudios que desde el CRO de Córdoba se vienen haciendo con notable empeño. A todos/as nos queda claro a estas alturas que la búsqueda de información, el desarrollo de interrelaciones, la preocupación por el desarrollo, el pensamiento analítico y la comprensión interpersonal, deben formar parte más que de nuestro trabajo, de nosotros/as mismos/as. Sin embargo, ¿cómo buscamos esa información de manera rápida y efectiva? ¿Con qué herramientas tejemos nuestras comunicaciones? ¿En qué soportes nos apoyamos para organizar y clasificar nuestro trabajo? Si la respuestas que le vienen a la mente no tienen que ver con las NN.TT usted necesita, con más urgencia que nadie, seguir leyendo este artículo.
Las e-competencias son, pues, transversales a las mencionadas e inherentes a nuestro trabajo. ¿A que orientador/a se le ocurriría hoy día informarse del mercado de trabajo de Málaga o Madrid a través de los gruesos tomos de un libro? ¿Quién no le recomendaría a su usuario darse de alta en Infojobs, Infoempleo o Laboris? ¿Quién prefiere clasificar sus informaciones en papel al Acces? ¿Quién escribe correo convencional en lugar de correo electrónico? Estaremos, por lo tanto, de acuerdo en que un profesional debe manejar en estos programas y soportes con solvencia. Si tenemos en cuenta que, además, estamos hablando del conceptos en continua (y vertiginosa) transformación, podemos concluir, que los/as profesionales de la orientación deben estar actualizando sus competencias en este ámbito también de manera continua.
¿Y los usuarios/as o clientes, tienen e-competencias? Deberían. El volumen de información y la inmediatez de la misma que se maneja a través de internet (portales de empleo, mercado de trabajo, correo electrónico..etc) hace que las personas que no tengan unos conocimientos mínimos se encuentren en una desventaja cada vez mayor con respecto a las que sí que los tienen. Es lo que se ha venido llamando “brecha dígital” una desigualdad que, en la mayoría de los casos, viene a sumarse a otras muchas (colectivos especiales, perfiles de riesgo, etc). Los profesionales de la orientación debemos, entre otras cuestiones y por supuesto, con ayuda de las administraciones, trabajar para garantizar la igualdad de oportunidades de las personas en el acceso al empleo, y por tanto, proporcionar los conocimientos necesarios en el manejo de las NN.TT a aquellos usuarios/as o clientes que carezcan de ellos. Esto es lo que se ha acuñado con el término: e-inclusión.
¿Cómo podemos estar al día con estas cuestiones? ¿Cómo compatibilizar trabajo, familia, responsabilidades con la formación? La oferta de formación on-line, es decir, aprovechar las NN.TT para aprender más de ellas, es una de las opciones más pausibles. Esto es lo que se ha venido conociendo (desde hace tiempo) como e-learning, un concepto que cierra el círculo de las “ e-“. Una trilogía que tiene que formar de nuestra vida profesional y cotidiana.
José García Obrero
CRO. De Córdoba