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ORIENTACIÓN PROFESIONAL EN CÓRDOBA

HABLANDO DE BUENAS PRACTICAS…

HABLANDO DE BUENAS PRACTICAS…

Parece que esta expresión está de moda… y la verdad es que suena bien. Recientemente en el Centro de Referencia y en una intensa jornada formativa, hemos tenido oportunidad de intercambiar experiencias y poner en común nuestras ideas sobre las buenas prácticas en sesiones grupales. Ya antes se me había pasado la idea de escribir un artículo sobre eso de las “buenas prácticas”, pensando en uno de los proyectos Equal que hemos tenido en nuestra entidad, La oportunidad de emprender en el Norte de Córdoba, enmarcado en el Eje II de Equal, en el área temática de creación de empresas. Así que para acabar el año, junto con los buenos deseos de innovación, creatividad e imaginación en nuestro trabajo (que he leído en más de una ocasión), vaya también una buena dosis de “buenas prácticas”, referidas al Proyecto Equal, pero que también podría hacer que sigamos reflexionando, como ya lo consiguen la mayoría de los artículos del blog, sobre nuestras buenas prácticas en orientación. 

Las buenas prácticas serían aquellas experiencias que han mostrado su utilidad en relación con la consecución de los objetivos propuestos, aunque el criterio inicial de selección de prácticas es su carácter innovador, bien en el proceso (medidas, contenidos, métodos, enfoques, instrumentos), en el objeto (nuevas áreas de interés, nuevos colectivos objetivo) o en el contexto (adaptación o mejora de las condiciones del marco institucional o político en que se ejecutan las acciones, creación de redes). Además para que una experiencia tenga el carácter de buena práctica, se exige, junto con su carácter innovador, que sea potencialmente transferible. En este sentido, el proyecto Equal “La oportunidad de emprender en el Norte de Córdoba”, trató de introducir nuevas formas de trabajo y actuaciones experimentales con un itinerario de trabajo muy definido para generar actividad empresarial y reducir la tasa de desempleo a través de la creación de empresas. Por tanto, su objetivo principal fue apoyar la creación de empresas mediante la puesta en marcha de un Centro Integral de Servicios al emprendedor/a atendido por un Equipo Técnico Multidisciplinar. Los servicios del Centro intervienen en todas las fases ligadas al inicio de una iniciativa empresarial y acompañan al promotor hasta la consolidación de la empresa dentro del tejido empresarial de la zona.  De los resultados observados en el programa se propuso, entre otras, una buena práctica: la Beca de inicio de actividad, consistente en una ayuda financiera directa que se concedió a las personas que crearon empresas, en el marco del proyecto, con periodicidad mensual. Se reembolsaba cada mes una cuantía de, aproximadamente, 1,5 veces el salario mínimo interprofesional. La beca se percibía, tras la creación de la empresa, durante 12 meses, cuando el emprendedor era una mujer, y ocho meses, cuando el emprendedor era un hombre.  La beca de inicio de actividad se introdujo para hacer frente a los problemas de financiación de los proyectos empresariales y para adecuarse a las necesidades de los colectivos beneficiarios/as en cuanto al modo de obtener la ayuda. Así, las ayudas habituales a la creación de empresas, como las ayudas al autoempleo, no se ajustan plenamente a las necesidades de los/las promotores/as. En primer lugar, porque no resuelven el problema de financiación que se presenta de forma muy intensa en los primeros meses de actividad de una nueva empresa, dado que las ayudas mencionadas, en ocasiones, tardan en recibirse. En segundo lugar, porque las ayudas habituales deben ser reintegradas en caso de que se cierre la empresa antes de haber transcurrido un plazo determinado, lo cual desmotiva a los/las beneficiarios/as potenciales de las ayudas, por temor a que la empresa pueda ir mal y tengan que devolver el importe de la ayuda tras haberla gastado. La respuesta a las dificultades de acceso a financiación para crear empresas y a la falta de adecuación de las ayudas habituales fue la introducción de las becas de inicio de actividad, la cual presenta ventajas innegables frente a otras ayudas directas. La primera ventaja es que se otorga con agilidad, esto es, inmediatamente después de la creación de la empresa. La segunda ventaja es la graduación de la ayuda, la concesión mensual de la misma, ligada lógicamente al seguimiento del proyecto y verificación de la actividad del empresario/a, lo que presenta ventajas innegables respecto a ayudas a fondo perdido convencionales.  

Ahí queda una experiencia considerada como buena práctica en relación a la creación de empresas. Ahora y después de identificar esta lección positiva y para lograr la máxima repercusión de la misma, los resultados deben ser analizados, comparados y difundidos, esto es, transferidos, hacia actores y entidades con un ámbito de actuación sectorial o territorial similar a aquel en que se generaron (transferencia horizontal) y hacia niveles políticos y normativos con capacidad para adoptar decisiones en relación con la mejora de las políticas activas de empleo (transferencia vertical).  ¡!! 

Creo que esto último ya supone entrar en otro orden de cosas...  Ojalá que nuestras prácticas sean prometedoras y dignas de ser difundidas y transferidas.

Teresa Garcia. Mancomunidad Los Pedroches 

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